Si encuentras el
secreto de nuestros momentos,
búscame y susurrarme
al alma
los versos que
encienden nuestra noche.
Pero búscame como si
no me esperaras,
como si fuera esa
lluvia húmeda y cálida
que solo pertenece a
los primeros días del otoño,
esos que sostienen
las palabras silenciosas
de nuestros
encuentros.
Y cuando me
encuentres
estrechame en tus
anhelos,
tus esperanzas, tus
sueños…,
con el abrazo
cómplice de mis pensamientos.
Susurrarme entonces el
secreto,
ese que se alimenta
con nuestras miradas
y las risas de la
confianza,
ese que mantiene
unidas nuestras almas.
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