jueves, 5 de mayo de 2022













Un alto en el camino

Hay un árbol del que mis recuerdos
cuelgan de sus ramas,
sus hojas alargadas
se mueven con la brisa de mis pensamientos,
a veces despacio
como una pequeña ola llegando a la orilla,
otras deprisa, se agitan
y levantan su canto como un lamento
enredando mi pelo.
 
Espero siempre encontrarme
sentada en el pequeño banco
a los pies de mi árbol
en la curva del camino,
pero casi siempre está sentada una niña
cobijada bajo las grandes ramas.
Escribe con sus ojos infinitos y azules
un futuro incierto del que escapar del silencio.
Comprendo sus dudas,
entiendo su duelo.
Me mira y me veo en su rostro
me reconozco en su pelo alborotado
y en sus lágrimas alargadas
como las hojas de mi árbol.
Quiero abrazarla
susurrarle al oído que no estará sola
que no tenga miedo.
Mientras sonríe
tímidos rayos iluminan sus mejillas,
y siento en mi piel
el calor filtrado entre las ramas de mi árbol.
 
Ahora yo estoy sentada
a la sombra de mis recuerdos.
Saciaré la sed de mi alma
descansarán mis pies doloridos
y seguiré caminando
para volver a encontrarme conmigo.